“Si
NO tienes una finalidad en la vida, nadie puede hacer nada por ti”
Responder
las siguientes preguntas sería como encender una luz que te permite ver lo que faltó
en la misma raíz de tu árbol
genealógico.
- ¿Qué es lo que quieres hacer con tu vida?
- ¿Cuál es tu finalidad?
- ¿En qué te puedo ayudar?
- ¿Qué es lo que todavía no has conseguido?
- ¿Hacia dónde vas?
- ¿Cuál es tu horizonte ideal?
- ¿Cuáles son los tres deseos le pedirías a una Hada?
- ¿Qué harías si te hicieses invisible durante 24 horas?
Aquello
que respondes señala las prohibiciones que tu árbol genealógico ha tenido…
Si
respondes que quieres “disfrutar”, significa que hay una cierta prohibición del
placer, del deseo, en tu árbol.
Hay
tres poderosas razones por las que uno debe “parar el reloj de arena”, sentarse
y plantearse de una vez cuál es su finalidad:
1.-CUANDO SABEMOS LO QUE
QUEREMOS DE VERDAD, Y ESO QUE QUEREMOS NO LO ESTAMOS LOGRANDO DE MOMENTO
De
pronto descubrimos como por arte de magia que hay algo que nos lo impide: es
“la trampa del árbol”.
- Si queremos ser felices, nuestro árbol quiere que suframos.
- Si queremos ser artistas, nuestro árbol nos está prohibiendo la creatividad
- Si queremos amar, nuestro árbol nos limita las emociones.
- Si queremos ser libres, nuestro árbol nos quiere esclavos.
Así hasta el infinito…
La forma en que lo hace, y
la manera de lograr sanarnos y sanar el árbol para que esa finalidad no tenga impedimentos
para ser alcanzada, las descubriremos utilizando las herramientas de la
psicogenealogía.
2.-VERBALIZAR
UNA FINALIDAD ES COMENZAR A CAMINAR HACIA ELLA.
Nos parece que es como
hacerle un pedido al Universo, es lanzar un mensaje, una oración… Ahí uno
empieza a llamar al cambio, cuando declara su intención.
3.-MOSTRAR
NUESTRA FINALIDAD NOS SITÚA EN LO QUE SOMOS. EL ÁRBOL NOS DA UNA MISIÓN LOCA,
UNA IDENTIDAD FALSA.
Somos un no ser lo que somos
en realidad. Cuando nos atrevemos a sacar al exterior lo que deseamos alcanzar,
empezamos a ser felices, a estar más sanos, o lo que es lo mismo, empezamos a
SER.
Es importante apuntar que la
finalidad debe ser formulada de la forma más concreta posible, no abstracta.
Como diría Marianne Costa,
“si pides al hada una finalidad borrosa, te va a dar una finalidad borrosa”.
La vida tiene la finalidad
que tú decidas.
Para poder realizarnos, debemos conocer los acuerdos del
inconsciente familiar que nos lo impiden”.
Dime ahora: ¿cuál es tu finalidad
en esta vida? Y recuerda las palabras de Séneca:
“NO
HAY VIENTO FAVORABLE PARA EL QUE NO SABE DÓNDE VA”.
Alejandro
Jodorowsky
gracias por invitarme.
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