La igualdad en la relación de pareja, que
de manera fundamental se expresa en la consumación del amor, se extiende
también a otros ámbitos vitales.
La relación de pareja se logra a través de
una compensación continua entre dar y tomar, unida al amor.
Un ejemplo: un hombre le hace un regalo a
su mujer porque la quiere.
Nada más entregarle el regalo, él se
encuentra en la posición superior.
Él es el que da, la mujer toma.
Ahora bien, ya que ella tomó, también
siente una obligación hacia el marido.
Así intenta equilibrar el desnivel dándole
algo a su vez, y dado que también ella ama a su marido, por precaución le da un
poco más de lo que él le dio.
En consecuencia, es el marido quien siente
la presión de la obligación e intenta compensar lo recibido, y dado que ama a
su mujer, también él le da algo más de lo que de ella recibió.
Así, a través de la necesidad de
equilibrio unida al amor, se da un intercambio siempre creciente, un gran
movimiento entre dar y tomar.
Este hecho vincula a la pareja de manera
aún más entrañable, por lo que entre ellos va creciendo la felicidad.
Este intercambio positivo es uno de los
pilares de una buena relación de pareja.
Ahora bien, en muchos matrimonios también
hay situaciones en las que uno de los cónyuges hiere al otro con su
comportamiento.
También aquí, el cónyuge que sufrió la
injusticia siente la necesidad de compensarla, la necesidad de vengarse.
Así, este compañero también atenta contra
el otro, pero muchas veces, porque se siente en su derecho, le devuelve algo
más de lo negativo.
De esta manera, también el primero tiene
de nuevo el derecho de hacerle daño al otro, y también él, por un sentimiento
de derecho, comete algo un poco más grave, y así lo negativo aumenta.
Se desarrolla un intercambio intenso, pero
en el lado negativo.
También este intercambio vincula a la
pareja, pero en detrimento de su felicidad.
Sin embargo, hay una regla simple para
salir de este círculo vicioso: de la misma manera que en el intercambio
positivo, por amor se le da al compañero algo más de lo bueno; así, en el
intercambio negativo, por amor se le hace un poco menos de daño al otro.
De esta forma, el intercambio positivo
puede reanudarse. Ésta es una regla simple pero muy útil.
(Bert Hellinger 2002)
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