Sé que sientes horrible cada vez que
aparezco, que te desesperas y quisieras mandarme a volar, sé que si pudieras…
me matarías, sobre todo porque crees que soy yo la que te quiere matar o hacer
daño, pero créeme, si no te he matado, no lo voy a hacer.
No estoy aquí para hacerte daño, mucho
menos para volverte loco, creo que ya te lo he demostrado cada vez que llego a
tu cuerpo, hago un relajo y te asusto, pero al final del día… no te he matado,
no te has vuelto loco.
Si pudiera, lo haría, pero esa no es mi
idea.
La verdad es que aparezco y te hago sentir
todo eso porque no había logrado encontrar otra manera de hacerme escuchar por
ti, estabas tan ocupado tratando de ser exitoso, productivo y de demostrarles a
los demás que eres digno de ser amado… que no escuchabas mis pequeñas señales.
¿Recuerdas esa vez que te dio un dolor de
cabeza? ¿O cuando tuviste insomnio por más de 2 horas? ¿O qué tal esa vez que
sin razón aparente te soltaste a llorar?
Bueno, pues todas esas veces era yo
tratando de que me escucharas, pero no lo hiciste, seguiste con tu ritmo de
vida, seguiste con tu misma manera de pensar… Entonces intenté algo más fuerte,
hice que te temblara el ojo, que se te taparan los oídos y que te sudaran las
manos… pero tampoco me quisiste escuchar.
Aunque acá entre nos, los dos sabemos que
sentías mi presencia, es por eso que cuando te quedabas tranquilo… o era
momento de estar sólo contigo mismo, en soledad… te empezabas a poner nervioso,
como si algo te impidiera quedarte quieto.
Te desesperabas, porque no “entendías” con
tu mente racional lo que estaba pasando, y claro, con tu mente racional no me
ibas a entender.
Así es que por eso me he rendido y decidí
escribirte.
Y te felicito si estás leyendo lo que te
digo, porque significa que ya tienes el valor de escucharme, y créeme, nadie
mejor que yo sabe de tu gran habilidad para evitarme y salir corriendo, huyendo
de mí como huirías del monstruo en el bosque oscuro.
Como esas veces que me evitas y te
distraes embobándote horas con la televisión, viviendo las vidas de otras
personas que ni conoces para no enfrentar que la tuya no te gusta.
O qué tal, de esas veces que con un par de
cubitas lograbas adormecer tus nervios e inquietud; y ni qué decir de esas
otras substancias que más allá de adormecerte, te fugan de esta realidad que no
quieres enfrentar.
Pero bueno, espero que ahora estés listo y
lista para enfrentar tu realidad y escucharme por fin. Espero que estés listo y lista para enfrentar
la verdad de tu vida y de ti mismo tal y como es, sin máscaras, sin atajos… sin
pretensiones. Así es que aquí te van las
cosas como son.
Lo único que llevo tratándote de decir
todo este tiempo, es que… ya es tiempo de evolucionar, necesitas hacerlo, no
hay de otra.
Necesitas crear cambios muy profundos
dentro de ti, pues por alguna razón, en realidad no estás disfrutando de tu
vida y no te sientes pleno. Por eso yo
estoy aquí, para ayudarte a recuperar esa plenitud que vive dentro de ti, y
para lograrlo, tendrás que deshacerte de lo que te impide contactarla.
Estoy aquí para ayudarte a ver
precisamente qué te impide contactar con tu sentido de vida, con tu pasión por
vivir, con tu alegría y con tu verdadero ser que es tu esencia. Cada vez que yo aparezca en tu vida, será
porque por ti mismo no te has dado cuenta que no estás siendo pleno y feliz,
así es que si vuelvo a aparecer, no te asustes… mejor agradéceme que llegué y
escúchame.
Y si realmente me escuchas, no tardarás en
hacer los cambios que necesitas hacer en tu vida, los harás de inmediato,
claro, eso si realmente quieres sentirte bien de nuevo, todo depende de qué
tanto quieras. Y se que sí quieres, pero
a la vez sé que quieres seguir en tu confort y en tu comodidad por vivir con lo
“conocido”, aunque eso conocido te haga daño.
Prefieres seguir buscando la aprobación y
aceptación de los demás, haciendo hasta lo imposible por llamar su atención;
buscando seguridad en otras personas menos en ti; prefieres que los demás sean
responsables de tu persona que tú mismo, y claro, te entiendo, todos
quisiéramos regresar a la panza de nuestra mamá y despreocuparnos de todo.
Pero… te tengo una noticia, solamente
entrando a un temazcal podrás acercarte a esa experiencia. Mientras tanto… necesitas asumir que eres
responsable de ti y que solamente tú me podrás escuchar, y cuando me escuches y
yo vea que ya me hiciste caso, créeme que me iré. Solamente tú puedes hacer que me vaya.
Y eso es algo muy importante que te quiero
decir, en verdad me iré en cuanto vea que estás haciendo esos cambios en tu
vida, cuando vea que estás en camino a tu evolución y que estás dispuesto a
crecer y recuperarte a ti mismo.
Mientras no lo hagas… aquí seguiré.
En conclusión, si hoy estoy aquí, es
porque me necesitas.
Necesitas de mí para modificar tu manera
de interpretar tu realidad, la cual déjame decirte que está un poco
distorsionada. Necesitas deshacerte de
creencias que no te ayudan y que nada más te limitan; necesitas perdonar todo
ese enojo que guardas a tus seres queridos y recuperar tu libertad interior.
Y sobre todo, necesitas de mí para hacer
lo que te gusta de la vida, para ser tú mismo, y perder el miedo al rechazo o abandono
de los demás.
Necesitas de mí para ponerle límites a las
personas que te lastiman; para que te agarres de valor y aprendas a decir que
“no”; para que dejes de mendigar amor con quien no te merece; para que dejes de
depender de la existencia de tu pareja para ser feliz; para que de una vez por
todas… ¡cuides tu cuerpo!
¿De qué otra manera le habrías puesto
atención a tu cuerpo? Digo, probablemente de muchas maneras, pero ésta está
funcionando. Necesitas darle el alimento
que necesita, dejar de criticar tu físico y agradecerle por lo que te da; haz
que sude y que se mueva, ten tus hormonas al día y duerme las horas que
necesitas.
¿Por qué te explotas? ¿Por qué te exiges
tanto? No entiendo porque lo haces… si lo tienes todo, lo eres todo, tienes toda
la capacidad que necesitas para crear tu propia realidad, pero te tratas como
tu propio esclavo, eres demasiado severo contigo mismo… y estoy aquí para
pedirte que simplemente dejes de hacerlo.
Así es que ya sabes… si realmente quieres
que me vaya, toma el timón de ti mismo, pregúntate qué has hecho que te ha
sacado de tu equilibrio interior.
Pregúntate realmente cómo quieres vivir y
lucha por esa vida, es tu vida, y solamente tú puedes decidir sobre ella… si a
los demás no les parece, es porque los estás retando y tarde o temprano te
seguirán, y si no… tendrán otra oportunidad, dales chance.
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