Hablamos
de madres tóxicas, no obstante, cabe aclarar también que hay padres tóxicos y
abuelos tóxicos.
Pilares
en la educación de los niños que lejos de fomentar una madurez personal y una
seguridad con la cual, poder abrirse posteriormente al mundo, no hacen más que
anclar pesadas cadenas vetando por completo la independencia física y emocional
de esa persona.
Ahora
bien, cabe decir que el rol de la madre tiene casi siempre, un peso más intenso
en la educación de los niños. Es ella quien establece ese vínculo de cuidado y
afecto tan estrecho con ese recién nacido, que día a día, irá desprendiéndose
de sus brazos para avanzar con seguridad por el mundo sabiéndose amado,
teniendo siempre ese referente que le ha aportado un amor incondicional pero
saludable, con el que madurar de modo inteligente.
LAS
MADRES TÓXICAS:
OFRECEN
UN AMOR A SUS HIJOS HOSTIGANTE A LA VEZ QUE INMADURO.
PROYECTAN
SOBRE ELLOS SUS INSEGURIDADES PARA REAFIRMARSE PERSONALMENTE, Y ASÍ, TENER
MAYOR CONTROL SOBRE SUS VIDAS Y SOBRE LA DE SUS HIJOS.
¿QUÉ
HAY DETRÁS DE LA PERSONALIDAD DE LAS MADRES TÓXICAS?
Puede
que nos llame la atención, pero detrás del comportamiento de una madre tóxica,
está el amor. Ahora bien, todos sabemos que a la hora de hablar del amor,
existen dos caras de una misma moneda: está esa dimensión capaz de propiciar el
crecimiento personal de la persona, ya sea a nivel de pareja o a nivel
familiar, y a su vez, está también ese lado más tóxico donde se ejerce un amor
egoísta e interesado, a veces hasta asfixiante, que puede ser completamente
destructivo.
Lo
preocupante, es que los familiares que despliegan las artimañas de la
toxicidad, lo hacen hacia criaturas que están en pleno proceso de maduración
personal, ahí donde debe asentarse su personalidad, su autoestima… Todo ello, irá
esculpiendo en ellos grandes vacíos, grandes inseguridades en ocasiones
insalvables.
DIMENSIONES
PSICOLÓGICAS PERFILAN A LAS MADRES TÓXICAS:
1.
PERSONALIDAD INSEGURA
En
ocasiones, suele esconderse una clara falta de autoestima y autosuficiencia que
les obliga a ver en sus hijos “esa tabla de salvación” a la cual modelar y
controlar para tener siempre a su lado, para que cubran sus carencias.
El
ver por ejemplo que sus hijos empiezan a ser autónomos, que ya no las necesitan
tanto y que poco a poco son capaces de hacer su vida, supone para ellas una
gran ansiedad, puesto que temen ante todo quedarse solas. De ahí que sean
capaces de desplegar “hábiles artimañas”, para seguir teniéndoles cerca e
incluso justificarles que debe ser así, y un modo de hacerlo es proyectando en
los niños desde el inicio su misma falta de autoestima, y su misma inseguridad.
2.
OBSESIÓN POR EL CONTROL
La
necesidad por tener controlado cada aspecto de sus vidas, hace que acaben
haciendo lo mismo en la vida de sus hijos. No son capaces de ver los límites.
Para ellas, control es sinónimo de seguridad, de algo inmanente que no cambia,
y lo que no cambia es bueno porque les hace sentir bien.
Lo
complicado de esta dimensión es que suelen ejercer el control pensando que con
ello, hacen el bien y que así demuestran amor por los demás. “Yo te hago la
vida fácil controlando tus cosas para que seas feliz”, “Yo solo quiero lo mejor
para ti, y por ello evito que puedas equivocarte”…
El
control llevado a cabo desde la justificación del cariño, es el peor acto de la
sobreprotección. Impedimos con ello que los niños sean autónomos, capaces y
valientes. Y aún más, que aprendan de sus errores.
3.
LA PROYECCIÓN DE LOS DESEOS INCUMPLIDOS
“Quiero
que consigas lo que yo no tuve“, “No quiero que caigas en mis mismos errores”,
“Quiero que llegues a ser aquello que yo no puede conseguir”.
En
ocasiones las madres tóxicas proyectan en sus hijos los deseos incumplidos de
su propio pasado, sin preguntar si quiera qué es lo que ellos desean, sin
darles opción a elegir, pensando que con ello, les demuestran un amor
incondicional, cuando en realidad, es un falso amor. Un amor interesado.
¿CÓMO
ENFRENTARNOS A UNA MADRE O A CUALQUIER FAMILIAR “TÓXICO”?
–Sé
consciente de que debes romper el ciclo de la toxicidad. Has vivido durante
mucho tiempo dentro de él, sabes las heridas que te ha dejado, sin embargo,
ahora ya comprendes que necesitas abrir tus alas para ser tú mismo. Para ser
feliz. Te va a costar, pero debes empezar a decir “No”, a poner en voz alta tus
necesidades y a alzar tus propios muros, esos por los que nadie debe pasar.
-Es
tu madre, o es tu familia, los quieres y sabes que romper ese ciclo de
toxicidad puede causar algún daño. En ocasiones, decir la verdad de lo que uno
siente hace daño a los demás, pero es una necesidad vital. Se trata solo de
marcar límites y dejar claro lo que permites o lo que no. No deseas causar daño
alguno, debes dejarlo claro, al igual que debe quedar constancia de que tampoco
tú quieres ser herido/a nunca más.
-Reconoce
la manipulación. Hay veces que es tan sutil, que no nos damos cuenta, así que
atiende cualquier palabra, cualquier comportamiento. Y sobre todo, no caigas en
las redes de la “victimización”, puesto que es un recurso fácil al cual suelen
recurrir las personas tóxicas y las madres tóxicas. Alzarse como las más
dolidas, las más heridas, cuando en realidad, al que han hecho daño es a ti.
Tenlo siempre en cuenta.
Cortesía imagen: Anna Radchenko